Muchos tienen la mala costumbre de hacer sonar el cuello y a más de uno les han llamado la atención por esta actividad. Le han dicho que podrían quedar con serias consecuencias que afectarían su salud en caso de sigan realizándolo. Sin embargo, la gran mayoría no obedece.
Para los que no creen que haciéndose sonar el cuello no les pasará nada y que se creen unos chicos invencibles, pues, no lo son. Al menos, eso lo demostró una joven de 23 años, quien sufrió una terrible parálisis por realizar dicha actividad.
Todo empezó un 4 de marzo por la noche, cuando Natalie Kunicki veía películas con una amiga. Entonces, decidió estirar su cuello y sintió un fuerte sonido que la dejó sorprendida, pero no le prestó atención. A los 15 minutos de irse a dormir empezó a sentir que su cuerpo se paralizaba.
Su pierna izquierda no le obedecía y cayó al suelo cuando intentó caminar. La paramédico fue llevada de emergencia al hospital en una ambulancia. Le hicieron una tomografía, en la cual se confirmó que había sufrido un derrame cerebral.
Al hacerse sonar el cuello, se había resquebrajado y la arteria vertebral de la joven, una arteria principal del cuello, se había roto. Tras este rompimiento se formó un coágulo de sangre en el cerebro y provocó un derrame cerebral.
Por suerte fue operada a tiempo impidiendo que se generaran mayores secuelas y con ejercicios diarios, Natalie pudo recuperar gran movimiento de su pierna, brazo y mano. Luego de haber pasado una situación tan riesgosa como esta, les advirtió a los demás los riesgos que aparecen cuando se rompen las articulaciones, sin importar la edad que se tenga.